RAQUEL GÓMEZ | 15 de marzo, 2021
En relación a esto, he tenido el placer de poder charlar con Andrea
Muñoz, mujer de 29 años a la que la ansiedad la atacó fuerte por primera vez
hace cuatro años y a la que, tras mucho tiempo de aparente mejora, el pasado
verano le volvió a apretar con mucha más fuerza.
Buenas tardes, Andrea. ¿Cómo y cuándo te das cuenta de que padeces
ansiedad?
Si te digo la verdad, ahora mismo
echo el tiempo para atrás y no sé cuándo empecé con la ansiedad, porque yo no
me daba cuenta, empecé a ser consciente cuando mi vida dejó de ser normal y
dejé de hacer muchas cosas que antes hacía. Llega un día que te paras a pensar
y no sabes cuánto tiempo llevas realmente sufriendo eso, de alguna manera. Yo
ya lo había pasado hace dos años y ahora más o menos como me ha pasado lo
mismo, he podido diagnosticarlo a tiempo pero porque ya lo conozco. La primera
vez, que yo no conocía ni siquiera lo que era, no supe lo que tenía hasta que
mi cabeza hizo clic y mi vida no podía seguir el ritmo que llevaba antes, tuve
que dejar muchas cosas porque ya ni mi cuerpo ni mi cabeza daban ni física, ni
emocional, ni mentalmente de ninguna de las maneras. Entonces te diría que fue
ahí cuando me di cuenta que tenía ansiedad. Luego sí que es verdad que con el
tiempo echas la vista atrás y recuerdas que habías dejado de coger el coche o
ir a conciertos con tus amigas, entre otras cosas, mucho antes de lo que
pensabas. Mi ansiedad empezó en el momento que dejé de hacer cosas por miedo.
De todas formas es un proceso
largo hasta que lo detectan porque primero para tranquilizarte tienes que
descartar algo más grave con analíticas, electrocardiogramas, etcétera. Todo
ese tiempo hasta que te dicen lo que tienes ya estás sufriendo la ansiedad, ya
mi cabeza hizo clic con el síntoma más fuerte que es lo de la irrealidad y lo
de la despersonalización que te desconecta de la realidad y es ahí ya donde me
asusté más, pero eso, no es una cosa de la noche a la mañana, claro. Esta
sensación o cambio en mi vida la noté por primera vez hace unos cuatro años.
¿Cuáles son los síntomas que peor llevas?
Para mí el peor es la sensación
de irrealidad. Es el denominado síntoma de la desrealización, tienes la
sensación de que todo es irreal, estás disociada, desconectada y según los
expertos es el pico más alto de la ansiedad. Me costó mucho ponerle nombre y el
saber lo que era me alivió mucho porque pude tratar con especialistas que lo
conocían, mi mente se quedó más tranquila en ese sentido. Me da rabia porque
hay gente que me ve y me dice que me ve genial cuando yo por dentro estoy
destrozada. Aunque tengo que decir que estoy aprendiendo a no frustrarme ante
esas situaciones porque me hago más daño, intento seguir a lo mío y hacer como
que no he escuchado nada, aunque a veces cuesta. Otro de los síntomas que peor
llevo es el dolor del pecho, me sigue asustando muchísimo. Todavía a día de hoy
voy por la calle pensando que me puede estar pasando algo.
¿Sientes que es un tema del que puedas hablar con mucha gente?
Para nada, todo lo contrario.
Hasta ahora sólo lo sabía mi familia y amigas muy cercanas, porque al final
cuando tienes que dejar hasta de quedar con la gente que te quiere, no queda
otra que contar la verdad. Algo que me dolía mucho al principio y que con el
tiempo estoy aprendiendo a que me importe menos es cuando la gente te dice que vayas
unas horas a trabajar, que salgas, que disfrutes, que estés con amigos, que te
relaciones, etcétera. Y claro, por dentro piensas que nada te gustaría más que
eso, pero no puedes. Y aumenta la ansiedad. Entonces creo que hay gente que no
lo llega a entender como a mí me hubiera gustado que lo entendiera, como sí me
ha entendido por ejemplo Borja, mi pareja. Creo que sin él a mi lado no habría
sido capaz. Y el hecho de tener que sacar a Luna –mi perra– me obligaba a salir
de casa, algo que también ha sido y está siendo muy importante en este proceso.
¿Has perdido a personas, se ha enfadado alguien contigo por decir que
no sales a la calle?
No es que se hayan enfadado
porque al final lo tienes que contar porque lo dejas todo, dejas el trabajo y
dejas de quedar incluso con tus amistades de siempre. Pero bueno, ahí se ven
las amistades de verdad, si de repente alguien deja de hablarte porque no
entienda que no salgas por cómo estás, deja mucho que desear y lo mejor es que
se vaya de tu vida cuanto antes. Digamos que he tenido que taparlo porque en
general en la sociedad no está bien visto que alguien por ejemplo no trabaje
por tener ansiedad.
¿Alguna vez te han dado consejos que te han hecho daño sin querer?
Sí, incluso mi madre. Insistía
mucho en que tenía que salir o hacer esto o lo otro, pero yo no podía. A día de
hoy ella sí ha entendido que esa no era la solución pero la gente que no lo
entiende te dice que salgas a dar una vuelta con tus amigas y que se te va a
pasar. Ojalá fuera tan fácil. Hay quienes intentan ayudar, pero no saben que esa
no es ni la ayuda ni la solución. Son comentarios que al final lo que producen
es que te hundas más.
¿Y cómo consigues mantener la mente distraída? ¿Cómo es un día normal
en tu vida?
Pues normalmente sobre las 9:30
horas o así estoy arriba, hago la casa y la comida y si tengo que hacer alguna
gestión como ir al banco, por ejemplo, procuro hacerla por la mañana. Pero
generalmente dedico las mañanas al curso que me cambió la forma de ver y llevar
mi ansiedad, hay días que estoy dos o tres horas haciendo el curso porque me
gusta leerlo todo y hacerlo todo bien, las cosas que más me llaman la atención
las apunto en un cuaderno porque me parecen muy interesantes y me gusta tenerlo
todo muy organizado. Por la tarde bajo a dar un paseo, procuro tener mucho
contacto con la naturaleza, creo que es mucho más importante eso que la
tecnología porque a mí en concreto eso me desconecta muchísimo, depende del uso
que le des, claro. También pinto mandalas, escucho música, hago Mindfunless,
ahora me estoy leyendo unos libros de Rafael Santandreu también, por ejemplo.
Háblame de ese curso.
Es un proyecto que han creado más
de cincuenta psicólogos de México que se llama Desansiedad, lo conocí vía
Instagram. Vi que mencionaban lo de la irrealidad y lo de la
despersonalización, que es algo que casi nadie conoce, ni yo misma hasta que
supe que lo tenía. Empecé a ver que hacían bastante hincapié en eso y que mucha
gente lo comentaba y que lo padecían muchas más personas de las que yo creía.
Me informé más y en noviembre, cuando yo todavía acudía cada semana a consulta
con mi psicóloga en los que fueron unos meses muy muy duros, decidí contratar
un plan adicional que ellos mismos ofrecían.
Sí que es verdad que seguí alguna
sesión más con mi psicóloga pero luego me di cuenta que ahí no avanzaba, llegó
un momento en el que iba a los sitios y me daba cuenta que sabía yo más que los
profesionales con los que estaba tratando. Yo no sabía lo que necesitaba pero
si sé que necesitaba alguien que supiera más que yo, que estuviera metido en
ese tema y, sobre todo, que lo hubiera pasado. Porque para mí hay mucha
diferencia entre que me hable una persona sólo porque tenga formación, a que lo
haga una persona que además de haberlo estudiado, lo haya pasado y vivido en
primera persona. Que luego también lo ha podido vivir de otra manera, creo que
en el mundo no hay nadie que hayamos vivido lo mismo nunca, pero yo agradecí
mucho cuando encontré esta plataforma.
¿Pero y cómo es eso del plan?
Tú pagas ciento veinticinco euros
por cuatro meses y luego al mes otros treinta. Es un proceso muy largo y es
importante hacerlo bien, detenerte en cada paso. Es un curso que va seguido y
se va abriendo según tú vas haciendo. Son seis pasos que van desde primero
entender la ansiedad hasta debatir tus pensamientos sobre ella. Cada paso es
como cualquier curso donde hay explicaciones, ejemplos, audios, vídeos,
grabaciones, ejercicios, etcétera.
¿Entonces tú ahí no tienes posibilidad de hablar individualmente con
ninguno de esos cincuenta psicólogos que mencionabas?
Sí, sí. Tienes la opción de contratar
las terapias individuales aparte y por supuesto es lo que he hecho. Además en
diciembre hicimos también un evento especial de Navidad donde durante dos
semanas nos conectábamos tres horas al día todos los psicólogos y pacientes,
que en total fuimos más de seiscientas personas y realizamos ejercicios de
relajación y Mindfunless en directo. Para mí esas dos semanas fueron
importantísimas y me ayudaron muchísimo.
¿Sientes que hiciste bien en cambiar tus terapias anteriores
presenciales por las nuevas terapias online que te ofrece esta plataforma?
Sí porque yo estaba estancada y
se lo dije, le dije que no notaba mejora ni aprendía nada nuevo, porque para ir
allí y desahogarme lo podía hacer casi que con cualquiera y me ahorraba el
dinero de la sesión. En las últimas sesiones me dijo que me veía mejor pero en
realidad lo que había hecho que yo mejorara era lo del curso. Las cosas que he
aprendido en el curso no me las había dicho nadie jamás en cuatro años.
¿Sientes que si dejaras el curso volverías a estar mal?
No porque creo que he aprendido
muchísimas cosas que antes no sabía. Ahora sé gestionarlas de otra manera que
antes tampoco sabía, a peor no creo que vaya, me quedaría como mucho estancada
pero a peor no porque sé qué hacer cuando me viene un mal pensamiento o un
miedo. Tampoco quiero decir que nunca volvería a tocar fondo porque la otra vez
lo dije y me pasó, pero sí que es verdad que no tenía toda la información y
conocimientos que tengo ahora.
Antes has mencionado a Rafael Santandreu, que es uno de los mejores
psicólogos del país. ¿Cómo supiste de él?
Creo que la primera vez le vi de
casualidad en un programa de televisión al que entró por teléfono. Lo que
escuché me interesó, le busqué por redes y vi que era uno de los mejores
psicólogos de España y le empecé a seguir, a leer sus libros, a ver
videollamadas que realizaba con distintos pacientes de ansiedad y, de alguna
manera, sentía que me ayudaba muchísimo. Para mí lo principal es escuchar a
alguien que lo haya vivido en primera persona, me da bastante fuerza porque al
final estudiar de memoria y recetarte esto y lo otro lo puede hacer mucha
gente, pero hay cosas que hay que vivirlas.
¿Qué libro dirías que es el que más te ha marcado o el que más
recomendarías leer a alguien que esté pasando por una situación así?
No podría quedarme sólo con uno, pero quizá «El arte de no
amargarse la vida» y «Nada es tan
terrible» son para mí los más especiales.
¿Tu peor anécdota en estos cuatro años, cuál dirías que ha sido?
Recuerdo una mañana que no había
leche en casa, la teníamos en el trastero, que lo tenemos en el garaje y Borja
me dijo que bajara a por leche porque él estaba trabajando y no fui capaz de
montarme en el ascensor sola y bajar de lo mal que estaba, me acuerdo de esas
situaciones de hasta el extremo que he llegado. Luego había días que conseguía
bajar hasta el contenedor de basura que está justo debajo de mi casa pero tenía
que subir en cinco minutos e irme para casa porque me empezaba a encontrar mal.
O sea tú bajas y ya te empiezas a encontrar mal, piensas que te va a
pasar algo.
Sí pero es que ya lo piensas
previamente, es que esa es la clave de todo esto. Piensas que vas a perder el
control, la cabeza, que de repente vas a desaparecer por toda la irrealidad que
sientes. Tenía miedo a que se me fuera la cabeza, a perder el control.
¿Y a día de hoy, 11 de marzo, hasta dónde crees que serías capaz de
llegar?
A día de hoy ya me he ido yo sola
por aquí una hora andando y no hay comparación. Ahora no siento miedo, ahora lo
enfrento porque ahora sé cómo hacerlo gracias al curso por las estrategias y
herramientas para enfrentarlos. Al final son tus propios pensamientos, si tú
piensas que te va a pasar algo, la mente se lo cree porque la estás preparando
todo el rato para eso con pensamientos negativos. Si tú piensas que te vas a
marear al final te mareas. Yo la sensación de irrealidad la siento y la sentía,
la presión en el pecho o los mareos. Pero tú pierdes el miedo en el momento en
que lo enfrentas. Me di cuenta un día en que fui a la calle y dije que me pase
lo que me tenga que pasar y que me lleven a donde me tengan que llevar. Y ahí
me quedé y así tiene que ser. ¿Qué es lo que te da miedo, ir hasta allí? Tienes
que ir, lo enfrentas y dices que me pase lo que me tenga que pasar. Tienes que
probarlo, si no lo pruebas vas a estar toda la vida con él y al final ese es el
mayor miedo, el miedo a no probar.
Yo he entendido que si no empiezo
a trabajar mi mente y mis pensamientos en casa, por mucho que baje a exponerme,
si mi cabeza está todo el rato con pensamientos negativos siempre voy a bajar y
me voy a tener que volver del miedo de la presión que tengo, de cómo me
encuentro.
¿No dejarías el curso entonces no?
No dejarlo del todo. Tienes que
cogerlo como una rutina, igual que te lavas los dientes todos los días, el
Mindfunless por ejemplo para una persona con ansiedad es primordial. Intentar
hacer o por la mañana o por la noche pero dar prioridad a tu descanso y tranquilidad,
no dejarlo como algo secundario.
¿Crees que la ansiedad nunca se va del todo?
Yo creo que hay que aprender a
vivir con ella para que al final se acabe yendo y vivas plenamente. No luchar
contra ella sino aliarte con ella, algo que hace mal mucha gente.
Sé que hay testimonios de gente
que se ha curado por completo pero yo personalmente hasta ese punto no he
llegado entonces no me atrevo a decir que se cura del todo, sí sé que se puede
avanzar mucho y que se puede llevar bien día a día y confió en que se quite
trabajándolo con tiempo, evidentemente no creo que a nadie se le quite ni en un
mes ni en dos ni en tres. Sí que creo que podré volver a hacer mi vida de antes,
si lo he hecho antes, ¿por qué ahora no? Con trabajo, claro. Yo soy consciente
de mi proceso también, aunque haya estado tan hundida soy realista y sé cuándo
he estado mal y cuándo y cómo he remontado.
¿Si alguien te dice ahora que padece ansiedad, qué sería lo primero que
recomendarías?
Cada uno tiene su situación y
está claro que eso lo tienen que valorar los médicos pero bajo mi punto de
vista nunca recetarte cosas que no sean para lo que tú necesitas. Sí creo que
puede haber momentos en los que se necesitan pastillas y el apoyo de
psiquiatras para dar un empujón, pero hasta ahí porque muchas veces te recetan
antisicóticos y puede que termines tomando cosas que te hagan más mal que bien.
Puedo entender que te den antidepresivos porque en mi caso en su día me
ayudaron a tener un poco más de ganas de salir, pero hasta ahí. Es mucho más
importante la terapia psicológica y entender cuáles son realmente tus
pensamientos y miedos y poder trabajar en eso porque al final lo que ve la
gente es el pico final del iceberg, pero anteriormente lo que está debajo del
mar que es mil veces más grande son tus pensamientos, creencias que llevas
arrastrado desde mucho más tiempo y que también tienes que trabajar. La
ansiedad es un aviso de algo, un mensaje de que algo no estás haciendo bien y
que estás en desequilibrio. Para mí el trato es muy importante y a mí
personalmente los psiquiatras y algunos psicólogos me han tratado de una manera
muy fría, necesitas que te digan que eso le ha pasado y le pasa a más gente y
que vas a salir, no alguien que te hunda más de lo que estás.
¿Te has planteado ahora que lo has vivido si realmente serías mejor
psicóloga que alguien que no lo ha vivido?
Pues la verdad es que sí (ríe).
La gente igual alucina, pero yo sé lo que llevo estudiado sobre este tema
durante cuatro años. A mí me encantaría ayudar, no tendría ningún problema en
que la gente se pusiera en contacto conmigo y explicar mi situación. Si en algo
puedo ayudar, ayudaré siempre porque yo es lo que más he necesitado, la ayuda
de otras personas. Aparte creo que tengo conocimientos, sé de lo que hablo, lo
he vivido en primera persona y podría ayudar.
Entonces esta sería tu forma de sacarle algo positivo a todo esto que
te ha pasado.
¡Claro! Me ha costado verlo, al
principio no ves nada positivo, piensas que por qué te ha tocado a ti, te
cuestionas muchísimo, te preguntas cosas constantemente pero el tiempo te lo va
diciendo todo. Bueno, el tiempo, el trabajo y la constancia de todos los días.
¿Te matricularías entonces ahora en Psicología?
Sólo lo haría si echáramos la
vida cinco años atrás, a día de hoy no. Con la edad que tengo y la situación en
la que estoy no me apetece meterme en una carrera, pero si puedo ayudar a
alguien a nivel individualmente con mis conocimientos, encantada. Me encantaría
ayudar a cualquier persona de la forma que fuera con tal de dar ese empujón que
muchas veces necesité yo y no encontré.
¿Trabajarías en algo relacionado con esto, en un proyecto como
Desansiedad o en cualquier otra cosa creada por ti, hacer de esto un trabajo
que te pueda venir bien tanto a ti como a la gente que ayudes?
Eso es algo que llevo tiempo
teniendo en mente, no sé qué haré ni cómo lo gestionaré pero no descarto nada.
Nada me encantaría más que ayudar, aunque solamente fuera a una persona. Con mi
anterior psicóloga fui a unas cuantas charlas con otras personas, me llamó para
ayudar a otros pacientes de su consulta y esa experiencia fue muy grata para mí.
Ahora estoy pensando en mí, de momento no he pensado más allá. Yo me he culpado
mucho de no poder trabajar; muchísimo. Hay gente que no lo entiende, pero
primero está uno mismo antes que un trabajo, si nosotros no estamos bien es
imposible llevar una vida plena y rendir bien en el trabajo. Si quieres ir al
psicólogo por la Seguridad Social tienes que esperar muchos meses, no se le da
la importancia que se merece a la salud mental. Para mí es tan o más importante
como la salud física, porque tú tienes un problema físico pero si la cabeza la
tienes bien puesta y equilibrada, el problema físico lo vas a superar. Si, en
cambio, la mente no la tienes bien en ese momento y estás con un desequilibrio
emocional mental o físico es imposible avanzar.
Yo he cambiado muchísimo, antes
no me paraba nunca, nunca me he sentado en el sofá como ahora me dicen que
haga, darme tiempo para mí y ese descanso para mí o hacer algo que realmente me
guste y dedicarle todos los días una hora. Yo esas cosas jamás las había hecho, me duchaba en dos minutos, me sentaba en el sofá pero para ver algo en
concreto en la televisión y ya, nunca me daba ese tiempo para mí que tan
necesario he descubierto que es. Yo vivía de un lado para otro, corriendo de
aquí para allá, un trabajo, el otro, la universidad. Para comer, lo mismo.
Nunca me he centrado en la comida, en lo que comía, en saborear, comía corriendo,
y así con todo. Y al final ese es el estrés que llevas arrastrado durante mucho
tiempo y que luego sale de golpe.
¿Cómo crees que será tu vuelta al trabajo, cuando estés preparada para
hacerlo?
Lo único que tengo claro es que no
quiero trabajar de algo que suponga mucha presión psicológica. Me he dado
cuenta de que hay que priorizar, como con las amistades y la gente que te rodea.
Está claro que, para mí, el 80-90% de la ansiedad es uno mismo. Luego los
psicólogos, los cursos, los libros, te ayudan pero no hay una varita mágica ni
nada, tienes que querer curarte y aceptar lo que tienes porque si no, no te
curas.
¿Con qué reflexión final te gustaría terminar?
Es que son tantas cosas… ¡Podría
estar hablando de esto horas! Quiero dejar claro que no estoy recuperada al
cien por cien y, por lo tanto, no puedo tener la misma perspectiva de alguien
que sí lo esté. Pero por buscar algo positivo, a mí todo esto me ha traído un
mensaje y es que yo en mi vida no estaba haciendo las cosas bien cuando creía
que sí. Que no todo es tan negativo, al principio lógicamente todos lo vemos súper
negativo, pero cuando ves que el tiempo pasa acabas dándole la vuelta a eso y es
ahí donde empieza el principio de la recuperación. Como reflexión final diría
que la actitud es lo más importante y no marcarse tiempos, porque eso puede
crear más ansiedad. No hay un tiempo, nadie te puede decir en cuánto tiempo te
vas a curar. Cada persona es un mundo, sus pensamientos, sus tiempos, lleva
tiempo. No es más uno que otro, todo es respetable y aceptable. Da igual el
tiempo, lo importante es que estés bien, que seas feliz. Si yo no soy feliz qué
más me da ganar tres mil euros.
¿Del 0 al 10, cuánto de feliz dirías que eres hoy?
Todavía creo que me queda mucho
camino pero viendo cómo he estado, que estaba en el 0, diría que un 5, pero sé
que puedo serlo mucho más.
¿Crees que tu mejora en parte ha sido por el curso?
Rotundamente sí.
Te felicito Raquel por esta entrevista,creo que con ella has conseguido acercar el tema de la ansiedad a mucha gente para que tomen conciencia de que cada vez es más común.Y qué decir de Andrea, es una luchadora.Sus ganas de estar mejor harán que día a día avance un poco más hasta lograr su meta
ResponderEliminarMe ha gustado la entrevista
ResponderEliminarNos hace ver lo que hoy en día es una gran realidad
¡GRACIAS DE TODO CORAZÓN!
ResponderEliminarMe ha encantado este relato de un tema tan cercano y que mucha gente ni sabemos expresarlo, ni que nos esta pasando a lo largo de nuestra vida.
ResponderEliminarMuy bien enfocado Raquel. Lo has mostrado muy bien.
Andrea eres una gran luchadora por mostrarlo y por seguir luchando cada día.
Gracias por ello a las dos.
Enhorabuena Raquel por la entrevista! y Gracias a Andrea por compartir su experiencia. Creo que tiene mucho merito hablar de este tema sin tapujos y va a ayudar a mucha gente. Felicidades a las dos!
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